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Noodles chinos salteados al estilo cantonés.

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Tal como decíamos en nuestra receta de Gazpachos viudos con Kimchi cocina-fusion coreano manchega, el descubrimiento en 2005 de los fideos de mijo de 4.000 años de antigüedad en China es para algunos el argumento de cierre en un debate que se ha prolongado durante años sobre el origen de los fideos.

«Nuestro descubrimiento indica que los fideos se produjeron por primera vez en China», dijo el profesor Houyuan Lu, uno de los miembros del equipo que hizo el desclubrimiento.

Comúnmente se cree que el explorador italiano Marco Polo visitó China a finales del siglo XIII, y trajo de vuelta los fideos a su tierra natal, donde se convirtió en pasta, aunque esta historia es poco probable.

Antes del regreso de Marco Polo, hay referencias de macarrones secos, y los registros romanos hablan de una masa para preparar pasteles llamados lagana, que se cree que son los predecesores de la lasaña. De hecho, en los escritos de Marco Polo sobre la comida china, los describe como comer una especie de pasta, usando la palabra italiana para describir los fideos.

El descrédito de la historia de Marco Polo no quiere decir que los italianos inventaron los fideos, sólo que ya los tenían mucho antes del siglo XIII. Entonces, ¿cuál es el verdadero origen de este plato, en sus múltiples formas? ¿Existe un único origen?

Cuando se piensa en ello, se llega a la conclusión de que la pasta no es un plato particularmente difícil de inventar. Desde que la humanidad comenzó a consumir granos, uno de los primeros pasos fue hacer gachas, un plato que existe en prácticamente todas las culturas del mundo. El siguiente paso lógico es hacer que esa masa se cocine asada o cocida en el horno (pan) o hervida (pasta y fideos). Los fideos, que pueden secarse, resultan un alimento adecuado para mantenerlo durante mucho tiempo.

Y la disyuntiva entre China o Italia resulta un tanto absurda, pues se basa en una especie de presunción de que esas son las únicas civilizaciones capaces de comer fideos, pero el fideo se consume, de hecho, en todo el continente euro-asiático. Si bien podemos suponer que los asiáticos surorientales aprendieron el uso de los tallarines de los chinos, ¿qué pasa con el resto de Eurasia?

Los indios no están normalmente considerados como un pueblo que come fideos. Aunque el pan plano y el arroz son de lejos los dos alimentos principales del sur de Asia, los fideos vermicelli también son bastante comunes. Los Seviyan son un tipo de fideos de trigo que se pueden cocinar, sustituyendo al arroz, al estilo pilaf , o incluso cocido en un dulce flan de leche (kheer). El iddyappam de Sri Lanka y el sur de la India son tortas hechas de hilos de harina de arroz que se asemejan muy de cerca a los fideos de arroz aplastados; por lo general se sirven como base para el curry.

Es difícil decir si los fideos surgieron de manera independiente en el sur de Asia o vinieron de otro lugar. Pero el intercambio cultural entre la India y China y el sudeste de Asia se remonta en el tiempo, por lo que no sería sorprendente que llegaran a través de esta ruta. Pero una gran influencia en la cocina india viene de Persia y Afganistán. ¿podrían haber venido de allí?

El Medio Oriente también es raramente considerado como una región que come pasta. Pero las pastas de diferentes variedades aparecen en toda la región. Afganos, paquistaníes, georgianos y turcos comen bolas de masa hervida rellenas de carne. Los árabes han utilizado durante mucho tiempo los fideos en sus sopas, y el Koshary, plato nacional de Egipto, cuya receta podeís encontrarla en nuestro blog, es una combinación de garbanzos, lentejas, pasta y arroz. En el arroz pilaf o biryani, los fideos se cocinan a menudo combinados con el arroz. El cuscús de África del Norte es técnicamente un tipo de pasta, aunque lo más probable es que sea autóctono de la zona.

Italia está lejos de ser la única nación europea que consume una gran cantidad de pasta. Toda Europa del Este lo hace de hecho. El famoso plato ruso Strogonoff, a base de carne de vacuno, tradicionalmente se sirve sobre fideos. Las bolas rellenas (pierogi, Vareniki y otros) son los principales actores en los canones culinarios ruso, polaco y ucraniano. Alemania tiene su spaetzle y Hungría su tarchonya. La cocina Ashkenazi judía también tiene una serie de preparaciones con fideos comunes, como por ejemplo en la famosa sopa de pollo judía, o en el pudín dulce kugel lokshen.

Aunque es muy posible que el uso de los fideos en Europa comenzara en Italia y se irradiara hacia el este a Rusia, es más probable que los fideos procedan del oeste de Asia. O ambas cosas podrían haber sucedido.

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Cualquier discusión sobre el origen de los fideos debe tener en cuenta la gran extensión de desierto que se encuentra entre Italia y China. Los pueblos de pastores nómadas que recorrían la estepa de Asia Central eran temidos en su mayoría por los pobladores de las tierras circundantes por sus tendencias belicosas y jugaron un papel muy importante en la transmisión de la cultura y también de la gastronomía, pues en tiempos de paz comerciaban con sus vecinos, y también se asentaban en las tierras colonizadas. Los turcos, los manchúes, los arios del norte de la India y los magiares de Hungría son todos descendientes de los nómadas de Asia Central. A los nómadas se les atribuye haber introducido el queso y el yogur en el resto del mundo. Su posición geográfica propició la difusión de algunos alimentos a lo largo y ancho del continente. Se cree que Rusia adquirió su gusto por el té de sus vecinos de Asia Central, y es muy probable que los fideos también tomaran una ruta similar. Los mongoles tienen fama de haber propagado la pasta rellena desde China a Siberia, donde las bolas de masa populares conocidas como pelmeni son prácticamente indistinguibles de las las bolas jiaozi chinas. Es probablemente lo que explica la similitud entre los nombres de dumplings de todo el continente, desde el Mandu coreano al manti turco.

Hoy, los fideos y dumplings son una parte importante de la dieta en todas las repúblicas de Asia Central.

Así pues, es difícil conocer la procedencia de los fideos. Es muy probable que tengan más de un punto de origen. Tenga en cuenta los distintos tipos de pasta – suaves fideos frescos como teow kway, pastas secas de sémola como los espagueti, dumplings rellenos como los raviolis o las empanadillas, o de bolas de masa como los ñoquis, es posible que algunos o todos ellos tengan diferentes orígenes.

Es un asunto confuso, lo que demuestra que por mucho que los diferentes países se ufanen en decir que han inventado ciertas cosas, la historia a menudo pinta un cuadro mucho más complicado.

Hoy os propongo mi versión de un plato chino, los noodels (fideos) al estilo cantonés, que
de seguro hará las delicias de vuestros comensales.

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Ingredientes:

350 gr fideos chinos (noddels)
½ pimiento morrón rojo
½ pimiento morrón amarillo
½ pimiento morrón verde
1 cebolla tierna
1 zanahoria
1½ tazas de brotes de soja
3 cebolletas chinas
2 dientes de ajo
2 cm de jengibre fresco
4 cs de salsa de soja
½ cp de aceite de sésamo
½ cp de sal
½ cp de azúcar
½ cs de vino de Shaoxing ( en su defecto Jerez)
½ cp de pimienta blanca recién molida
3 cs de aceite

Preparación:

Lo primero que tenemos que hacer es conseguir los ingredientes propiamente chinos, como los noodels, el vino Shaoxing, la salsa de soja, el aceite de sésamo y las cebolletas chinas.

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Una vez conseguidos, preparamos las verduras. Cortamos los tres tipos de pimientos en cuadrados de 1,5 a 2 cm de lado. Pelamos y partimos la zanahoria longitudinalmente, y a continuación la fileteamos en diagonal. Cortamos la parte verde del puerro y de la cebolla tierna en juliana, y la parte blanca de la cebolla, de forma similar a los pimientos. Cortamos las cebolletas chinas en juliana. Enjuagamos los brotes de soja en agua fría y los escurrimos.

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Ponemos 2 litros de agua a hervir. Hervimos los fideos. Si son frescos se deben hervir durante aproximadamente 1 minuto. Los fideos secos los herviremos durante 2-3 minutos. Una vez cocidos, los enjuagamos en agua fría y los escurrimos muy bien.

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Mezclamos las salsas de soja, el aceite de sésamo, la sal, el azúcar, el vino y la pimienta blanca en un tazón pequeño y reservamos la mezcla.

Calentamos el wok o una sartén antiadherente a temperatura alta y añadimos una cucharada de aceite para cubrir el fondo. Extendemos la pasta en una capa fina y uniforme, e inclinamos el recipiente con un movimiento circular para distribuir el aceite y gratinar la capa inferior de la pasta de manera uniforme. Debemos freírlos alrededor de 3 a 5 minutos para la primera cara. Volteamos los fideos y añadimos otra cucharada de aceite en todo el perímetro del wok o sarten, y dejamos freir los fideos por el otro lado hasta que estén crujientes. No os preocupeis si no podéis saltear los fideos de una sola vez, el objetivo es sólo conseguir que la pasta este crujiente y se seque durante esta etapa de cocción. Reservamos los fideos en un plato.

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Ponemos de nuevo a calentar el wok a fuego alto. Añadimos una cucharada de aceite y agregamos los ajos y el jengibre picados, y seguidamente los pimientos cortados. Salteamos durante un minuto, e incorporamos la parte blanca de la cebolla tierna y la zanahoria en la sartén y cocinamos durante unos 30 segundos más.

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A continuación, añadimos la parte verde de la cebolla tierna y el puerro. Después de 15 segundos mas, incorporamos los brotes de soja y mezclamos.

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Incorporamos entonces los fideos al wok y mezclamos bien, rompiendo los fideos para que queden sueltos y añadimos entonces la mezcla de salsa de soja que teníamos reservada y mezclamos continuamente (sin parar) durante un par de minutos con un par de palillos o unas pinzas, manteniendo el fuego alto.

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Cuando los fideos estén dorados uniformemente de un color marrón, añadimos la guindilla y las cebolletas chinas cortadas en juliana, y revolvemos la mezcla de nuevo por otros 1 a 2 minutos hasta que veamos que los brotes de soja comienzan a volverse transparentes. Queremos que los brotes se cocinen, pero que todavía queden crujientes.

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Debemos tener cuidado de no quemar los fideos, para que no se queden blandos y correosos. Un requisito clave para este plato es hacerlo en constante movimiento y a fuego muy vivo.

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Solo nos queda emplatar y servir.

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Espero que os guste.

Hojas de mostaza china verde salteadas con arroz.

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La mostaza china verde (Gai Choi) es uno de mis vegetales favoritos debido a su sabor y olor únicos. Las hojas de mostaza orientales son muy populares en la cocina china y vietnamita. Son resistentes a las bajas temperaturas y crecen mejor en climas templados o fríos, pero no funcionan bien en condiciones cálidas. Las semillas se siembran en primavera y otoño. Algunas variedades pueden formar cabezas o semi-cabezas en climas fríos. La mostaza tiene un sabor suave que se incrementa en pungencia cuando la planta madura.

Las hojas de mostaza se originaron en la región del Himalaya de la India y se han cultivado y consumido por más de 5.000 años. Las hojas de mostaza son un vegetal notable en muchas cocinas diferentes, que van desde China hasta el sur de América. Al igual que las hojas de nabo, es posible que se hayan convertido en una parte integral de la cocina del sur asiático durante los tiempos de la esclavitud, actuando como un sustituto de las verduras, que eran una parte esencial de costumbres alimenticias de África Occidental. Si bien la India, Nepal, China y Japón se encuentran entre los principales productores de hojas de mostaza, una cantidad significativa de hojas de mostaza se cultiva también en Estados Unidos.

La variedad de mostaza china verde (Chi-Sin) es una magnífica y popular verdura en Taiwán y el sur de China. Los tallos son gruesos, muy crujientes y sabrosos, y las hojas son de color verde oscuro, muy tiernas y deliciosas. Las hojas y las puntas de los brotes son muy frescos y magníficos para salteados. Esta variedad de rápido crecimiento puede ser recogida para su uso de 30 a 45 días después de la siembra. Las plantas son resistentes al calor, la lluvia y las enfermedades, y adecuadas para el cultivo durante todo el año en las zonas subtropicales y templadas.

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Esta receta de salteado de mostaza con arroz frito revuelto utiliza la clásica combinación de mostaza china y carne de cerdo. Es una comida rápida que podemos disfrutar después de un día de trabajo largo y agotador si no tenéis tiempo para cocinar platos energeticos muy elaborados.

Ingredientes:

1 ud mostaza china verde fresca
200 gr de arroz largo
100 gr de carne de cerdo
50 gr de camarones secos
50 gr de setas shitake secas
1 ó 2 huevos
3 cebolletas verde tiernas
2 cms de jengibre
2 ó 3 dientes de ajo
1 cs de azucar
1 cs de salsa de soja clara
1 cs de salsa de ostras
2 cs de aceite vegetal
1 cc de aceite de sesamo
1 cs de semillas de sésamo
Pimienta negra al gusto
Sal al gusto

Preparación:

Cocemos el arroz largo durante 12 minutos en agua hirviendo, enjuagamos, escurrimos y reservamos en el frigorífico durante algunas horas.

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Limpiamos la mostaza china fresca, separamos las hojas, las cortamos y las ponemos a remojo en agua durante 10 minutos o menos. Ponemos agua a hervir en un wok y cocemos las hojas de mostaza durante 3 ó 4 minutos. Enjuagamos las hojas con agua corriente para detener la cocción, escurrimos y reservamos.

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Cortamos la carne de cerdo o el jamón dulce en pequeños cubos de 1 cm. Calentamos un wok a fuego medio hasta que no quede agua. Agregamos una cucharada de aceite vegetal de semillas. Añadimos la carne cerdo o el jamón dudulce y salteamos de 2-3 minutos o hasta que la carne esté casi completamente cocinada.

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Añadimos entonces el jengibre picado, las setas shitake remojadas previamente en agua caliente durante unos minutos y troceadas, y la cebolleta verde también picada gruesa al aceite, y removemos brevemente.

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Agregamos los huevos frescos y revolvemos hasta que se cuajen.

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Incorporamos entonces los trozos de mostaza reservados previamente, y agregamos el arroz largo cocido, revolvemos y freímos todos los ingredientes uniformemente durante 2-3 minutos o hasta que todos ellos estén completamente sofritos.

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Incorporamos el aceite de sesamo y esparcimos las semillas de sésamo, revolvemos rápidamente y retiramos del fuego.

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Solo nos queda emplatar y disfrutar de nuestra verdura oriental.

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Espero que os guste.

Salteado de tofu marinado en jengibre.

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El tofu es un alimento oriental que se obtiene coagulando la leche de soja y prensando el cuajo obtenido, de modo similar a como se prepara el queso a partir de la leche.

Sus ingredientes son semilla de soja, agua y solidificante o coagulante. Tiene una textura firme parecida a la del queso, sabor delicado, color blanco crema y suele presentarse en forma de cubos. Es muy empleado en la cocina japonesa, que le ha dado fama en Occidente, pero su uso está también muy extendido en China y en la cocina asiática en general.

Se atribuye su invención al príncipe Liu An en China entre los años 179 y 122 a.C. y posteriormente su técnica de producción fue introducida en Corea y Japón. Es muy probable que su difusión coincidiera con la expansión del budismo, ya que es una importante fuente de proteínas en la dieta vegetariana del budismo asiático.

El tofu es bajo en calorías, con cantidades relativamente grandes de proteína y muy poca grasa. Es rico en hierro y dependiendo del coagulante usado durante su manufactura, puede también tener altos contenidos de calcio y/o magnesio.

Si se cocina con alguna especia el tofu toma el sabor de la misma, lo que hace de él un buen ingrediente para guisos y sopas especiales. Ningún producto animal interviene en su elaboración, y por ello es muy usado por los vegetarianos como sustituto de la carne.

El vocablo “tofu”, proviene de tōfu en japonés, que a su vez deriva del chino «tou-fu», compuesto por los caracteres de frijol y “cuajado” o “fermentado”.

La coagulación se produce añadiendo una sal no tóxica a la leche de soja. Los coagulantes básicos son el Sulfato de calcio (yeso), que es el sistema tradicional y el más extendido para obtener tofu al estilo chino, los Cloruros de magnesio y de calcio, que tienen un alto grado de solubilidad en el agua y afectan a la proteína de soja del mismo modo, y el Glucono delta-lactona (GDL), ácido orgánico que produce un tofu de fina textura, casi con la apariencia de la gelatina, que se usa de forma específica para los tofus más suaves, y proporciona un toque de sabor ácido al producto finalizado.

Su sabor es neutro y su textura algo gomosa. De ahí que se preste a elaboraciones tan diversas como las hamburguesas de tofú o como acompañamiento de ensaladas, entre muchas otras. Son tan numerosas las formas en las que se puede presentar el tofú que tan sólo es necesaria una pizca de imaginación para conseguir un plato rico y nutritivo.

El tofú, por sus características, absorbe cualquier sabor que se le añada. Así, si se mezcla con especias picantes, sabe picante; y si se combina con alimentos dulces, puede formar parte de deliciosos postres como una tarta de chocolate.

Puede, no obstante, optarse por realzar su sabor neutro añadiendo tofú a diferentes platos, de los que va a tomar el sabor, o bien plantearlo como base principal de distintas preparaciones. Podemos por ejemplo empanar el tofú con una mezcla de pan rallado, hierbas aromáticas, ajo y perejil, o combinar el tofú salteado con salsa de soja, bien sea solo o como un ingrediente más en otros platos, o también macerar el tofu ,como en el plato que hoy os propongo, con una mezcla de ajo, jengibre, salsa de soja, aceite de sésamo, azúcar moreno y jugo de limón, y cocinarlo una vez que adquiera el sabor de la mezcla.

Este es un salteado crujiente y lleno de sabor. Marinar el tofu le da unos deliciosos sabor y textura. Normalmente soy demasiado impaciente para los adobos, pero definitivamente, a veces vale la pena la espera. Se prepara con fideos de arroz, pimientos, cebolla tierna y col de Filder o repollo napa.
La col de Filder es una col puntiaguda de sabor dulce más discreto y fino que otras variedades , y el repollo napa es el que conocemos como col china.

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Para el tofu marinado:

1 bloque de tofu firme, escurrido y cortado en cubos
2 cucharadas de jengibre fresco, pelado y finamente picado
2 dientes de ajo, finamente picado
2 cucharadas de salsa de soja
Aceite de sésamo 2 cucharadas
El jugo de medio limón
1 cucharada de azúcar moreno

Para el salteado:

300 gr de fideos de arroz de Tailandia
1/2 pimiento rojo en rodajas
1/2 pimiento amarillo en rodajas
1/2 pimiento verde en rodajas
4 cebollas de primavera, en rodajas
3 tazas de repollo napa o col de Filder, en rodajas finas
1/2 taza de aceite vegetal
Sal al gusto

Para la salsa ácida de miso:

2 cs de pasta de miso color beige
3 cp de azúcar
2 cs de agua caliente
El jugo de un limón
1/4 taza de vinagre de arroz
1 cp de pasta de chile

Preparación:

Preparamos los ingredientes para el adobo y escurrimos un buen taco de tofu duro.

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Cortamos el tofu en cubos de aproximadamente 1,5 cms de lado. Debe ser un tamaño adecuado para que absorba bien el adobo.

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Mezclamos el ajo y el jengibre rallados con la salsa de soja, el aceite de sésamo, el jugo de limón y el azúcar moreno. Agregamos el queso de soja y mezclamos bien. Lo colocamos todo en un recipiente con una tapa que cierre hermético para que podamos agitarlo cada cierto tiempo para redistribuir el adobo. Dejamos marinar durante un mínimo de 2 horas.

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Cocemos los fideos de arroz en agua hirviendo durante 7 minutos, enjuagamos con agua fría durante 1 minuto, escurrimos y reservamos en el frigorífico durante 2 horas.

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Cortamos los pimientos y las cebolletas en rodajas. Cortamos también el repollo napa en rodajas finas.

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Mezclamos los ingredientes de la salsa ácida de miso, y reservamos a un lado.

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Calentamos el wok a fuego medio-alto. Agregamos el tofu con su adobo. Cocinamos hasta que el adobo se haya absorbido, revolviendo de vez en cuando para evitar que se pegue. Retiramos del fuego y reservamos.

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Ahora incorporamos el aceite vegetal al wok. Cuando esté caliente, añadimos los pimientos y el repollo napa y salteamos durante 2 minutos. Incorporamos la salsa ácida de miso y mezclamos durante 1/2 minuto.

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A continuación añadimos los fideos de arroz cocinados y refrigerados y la cebolleta verde, y revolvemos para combinar bien.

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Sólo nos queda emplatar y servir el salteado de fideos bien caliente, cubierto con los cubos de tofu por encima. Podemos decorar con semillas de sésamo.

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Espero que os guste.

Yu Xiang Qie Zi, cazuela de berenjenas al estilo de Sichuán

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El cultivo de la berenjena es anterior al año 2000 a. C. y existen innumerables documentos escritos que sitúan su origen en el sudeste asiático. Los datos más antiguos que se conocen la establecen en el estado de Assam (al noreste de la India), en Birmania y en China. Llevada por comerciantes árabes, pasó al norte de África, y más tarde, en la Edad Media, entró a Europa por la España musulmana, desde donde se extendió su cultivo por los países cálidos del Mediterráneo.

La primera documentación sobre la berenjena en lengua castellana se encuentra en el libro llamado Cancionero de Baena (del siglo XV) donde cita sus usos y virtudes. Fue introducida en América por los españoles.

Allí donde se produce es muy consumida. Los mayores productores mundiales de berenjena son China e India. También se produce en Japón y en diversos países del Mediterráneo como España, Italia y Grecia.

La berenjena es un producto culinario muy apreciado por diferentes culturas. Muchas naciones tienen un plato típico elaborado a partir de berenjena. En España tenemos el pisto, la samfaina y la escalivada, donde la berenjena se acompaña de pimiento, y también las berenjenas escabechadas de Almagro. Los griegos tienen la Moussaka, y los italianos tienen la «caponata», «la parmigiana» (uno de los platos más famosos junto con la Moussaka griega) y «gli scapici»(conserva en aceite típica del sur de Italia). Los turcos tienen el Imam Bayildi y los árabes el Baba ganush.

La berenjena se puede consumir rellena, horneada, asada a la llama o salteada tiene sabor agradable, pero no así hervida. Si se va a preparar al vapor es recomendable hacer un Dégorger que consiste en cortarla en rodajas y provocar un fenómeno de ósmosis añadiendo sal. Así se intercambian líquidos de manera que los compuestos que le dan sabor amargo salen al exterior, pues el líquido huye de donde hay menos densidad hacia donde hay más, potenciándose además su sabor agradable que está determinado por sustancias no solubles.

Si se desea freirla, se recomienda sumergir los trozos de berenjena en agua con sal durante 24 horas. Dado que la textura de la pulpa es muy cavernosa —llena de aire y agua— si se fríe directamente actúa como una esponja absorbiendo gran cantidad de aceite, y con ello excesivas calorías. Pero después de introducida en esta solución salina, este efecto desaparece y la berenjena, saturada de agua, apenas absorbe aceite. También podemos cocerla al vapor antes de freírla, con lo que conseguimos el mismo efecto.

Contiene asimismo estatinas que se emplean para el tratamiento de las dislipemias (problemas con las grasas) como la hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y otras. Ayuda a reducir el colesterol y a prevenir la arteriosclerosis. También reduce los niveles de glicemia, lo cual es beneficioso para los diabéticos.

Hoy preparamos un plato de berenjena típico de la provincia china de Sichuán que de seguro os gustará. Se trata de un guiso de berenjenas y carne de cerdo en una deliciosa salsa con un puntito picante.

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Ingredientes:

2 berenjenas chinas
1 zanahoria
150 gr de carne de cerdo picada
10 gr de seta oreja de madera (mu ēr)
2 dientes de ajo
2 cm de jengibre
3 cs de salsa de soja clara
1 cs de salsa de ostras (háo yóu)
3 cs de vinagre de arroz
1/2 taza de caldo de pollo
1 cs de azúcar
1 cs de pasta de judía de soja fermentada (Doen Jang)
1/2 cp de pasta de guindilla (Gochu Jang)
1/2 cp de guindilla molida (Gochugaru)
2 cs de maizena diluidas en agua
5 gotas de aceite de sésamo
2 cs de aceite de cacahuete
Aceite de semillas
3 cebolletas picadas
Pimienta de Sichuán

Preparación:

En primer lugar preparamos todos los ingredientes que hemos de utilizar para la elaboración de este plato.

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Pelamos y cortamos la zanahoria y las cebolletas. Picamos la carne, los ajos y el jengibre. En un bol, mezclamos las salsas de soja y de ostras, la maizena, el vinagre, el azúcar, la pasta de soja fermentada, la pasta Gochujang de guindilla y las hojuelas de guindilla molida.

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Cortamos la berenjena por la mitad longitudinalmente y luego en trozos al biés o en bastones, como mas os guste. A mi particularmente me gusta mas en corte sesgado.

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Rápidamente, para evitar que se oxiden, introducimos las berenjenas en una fuente con agua y sal durante 30 minutos o las cocemos al vapor en una cazuela vaporera durante 5 minutos.

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Freímos las berenjenas bien escurridas en un wok, con un poco de aceite de semillas caliente, durante 10 minutos si las hemos puesto a remojo, o durante 3 minutos, si las hemos cocido previamente al vapor. Escurrimos las berenjenas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y reservamos.

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En el mismo wok, agregamos un poco de aceite de cacahuete, (podemos usar el mismo que hemos utilizado para freír las berenjenas), y esperamos que se caliente. Agregamos el jengibre, el ajo y la pimienta de Sichuán machacada previamente en un mortero, y salteamos hasta que se doren y exhalen un olor perfumado. Incorporamos la la zanahoria laminada fina y salteamos durante un minuto.

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A continuación añadimos la carne picada y salteamos durante un par de minutos más. Incorporamos la seta oreja de madera sin dejar de remover.

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Agregamos la mezcla de salsas con la maizena. Antes de añadirla, removemos el contenido del bol para asegurarnos que la maizena no se haya sedimentado. Incorporamos las berenjenas que habíamos reservado, esperamos hasta que rompa el hervor y agregamos el caldo de pollo.

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Cocinamos durante 3 minutos más, agregamos ahora el aceite de sésamo y las cebolletas picadas, reservando un poco para decorar el plato y apagamos el fuego.

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Sólo nos queda emplatar, decorando con un poco de cebolleta y a disfrutar de este magnífico guiso de berenjenas.

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Espero que os guste.